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2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA

La memoria sigue combativa ante el olvido y sobrepasa la muerte y la guerra; el 2 de Octubre en México es uno de esos días en que la memoria recorre las calles, las universidades, las escuelas, embestida en los rostros de cada uno de los mexicanos.


Este martes dos de octubre desde muy temprano algunas estaciones del metro se llenaron por jóvenes que pedían justicia, a la salida del metro CU se entregaba a todos los transeúntes, un recuento de lo que había pasado aquel día en el año de 1968, algunas facultades de la UNAM estaban selladas y ya todos sabían que había una cita para las 4 de la tarde en la plaza de Tlatelolco o las Tres Culturas.


Con banderas, pancartas, palos, pintura y recuerdos alimentados de indignación llegaron a la plaza: las escuelas, los sindicatos, universidades, el movimiento #Yosoy132, el Colectivo 68, comunistas, anarquistas, organizaciones de víctimas y otros más dispuestos a seguir la ruta  por la Avenida Reforma hasta llegar al Zócalo y levantar una vez más su voz: “2 de Octubre No se Olvida”.

En esta fecha hace 44 años el gobierno de Gustavo Diáz Ordaz asesinó a los estudiantes en huelga, la plaza de Tlatelolco estaba rodeada por francotiradores del ejército que dispararon en contra de ellos, hecho que demuestra una vez más como los gobiernos insolentes asesinan la esperanza de su pueblo haciendo uso del “brazo armado de los explotadores” como decía una de las consignas que escuchamos durante la marcha. La indignación crece cada año ya que corren uno tras otro y junto a ellos la impunidad.


Pero este 2 de octubre México lucha no sólo contra el olvido, también en contra de un régimen político, puesto que el PRI regresa al poder después de 12 años lo cual ha impulsado a movilizarse en contra de la corrupción y “el mal gobierno”, sumado a esto el inconformismo general que desata la aprobación de la reforma laboral, concebida por los mexicanos como un mecanismo en el que se atenta contra las pocas garantías laborales existentes hacia los millones de trabajadores y empleados.



La marcha arranca y junto a ella la policía federal, la estatal, los antimotines, la policía de tránsito, a pie, en patrulla o en helicóptero; protegiendo la propiedad privada y “pública”, vigilando y tomando fotos con flash en plena luz del día o grabando la marcha en una esquina con una tablet, casi todos son iguales ninguno mira a los ojos y mucho menos sonríen, sólo obedecen lo que otro vestido igual a ellos les dice: “paren, abajo escudos, caminen, doble línea, abajo las caretas, arriba escudos”.


Mientras tanto en la marcha, se pueden leer los carteles y los graffitis que se escriben en las paredes descuidadas por momentos de los policías: “No le temo a la represión del Estado; le temo al silencio de mi pueblo”, “Fuera Peñejos”, “No llores por un pueblo que lucha, lucha por un pueblo que llora”, “Contra el 50% + 1 de sus votos, el 50 + 1 de nuestros puños”, “ Mi mamá es 1968 #YoSoy132”, “Este es el D.F de los estudiantes, el D.F de los libres y de los que no olvidamos” son algunos de ellos.





























Las consignas se gritaban todo el tiempo, no se bajaban las banderas rojas, negras y de colores, ni la de los movimientos, los colores nacionales verde, blanco y rojo, cambiaron por el negro blanco y rojo o negro simbolizando la rabia y el dolor de miles de asesinados. Un grupo se separa de la marcha y cambia la ruta antes de girar para ir camino al Zócalo, desvía y se va hasta el Senado a pedir justicia para las víctimas del 68 y que la reforma laboral fuera abolida; pero al llegar a las puertas de este, una barrera de metal custodiada por los policías no permitía acercarse, nadie estaba en el Senado como hace 44 años para dar razón de lo que pasaba y del porqué del silencio, la impunidad y la injusticia una vez más contra el pueblo mexicano.






Así rápidamente esta fracción de la multitud retoma su camino, continua con la misma fuerza, ya llevamos 3 horas y media y continúan las consignas, las banderas levantadas, el correr juntos algunos metros, pintando las paredes, caminan sin importar sol, vientos fríos, o tanto smoke. Los rostros eran diversos, algunos se guardaban tras mascaras  de lucha libre, otros tras pasamontañas y capuchas, develando su mirada fija que grita rebeldía.





Otros rostros como el de los adultos y sobrevivientes a la masacre eran de indignación, tristeza o tal vez nostalgia por sus compañeros y por aquellos tiempos desde que no han parado de luchar, bien se dice que ser revolucionario lleva toda una vida; en cambio el rostro de los estudiantes era de esperanza y fuerza, es decir de resistencia; sus ojos evidenciaban la tenacidad que se tiene en la juventud, la capacidad transformadora de proponer, de organizarse, la creatividad de decir las cosas por medio de cantos, gritos, carteles, imágenes o colores.





Finalmente se llego al Zócalo, la bandera estaba a media asta, la multitud en la plaza se dispersaba, se había cumplido la cita al salir a las calles un año más por cada uno de los estudiantes asesinados en Tlatelolco y por la necesidad de justicia ante la masacre y los hechos actuales. 
La memoria ganó ese día la batalla porque tiene razón y derecho en su lucha, quizá algún día el olvido, el silencio, la impunidad y la muerte se den por vencidas.
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COLECTIVO DEXPIERTE


2 Octubre No se Olvida from Colectivo Dexpierte on Vimeo.